Español

Samia Hassan, la Carnicera de Tanzania, juró como presidenta en medio de una creciente represión

Tras los muros de un complejo militar fuertemente custodiado en Dodoma, la presidenta Samia Suluhu Hassan juró el cargo tras unas elecciones fraudulentas, organizadas por el régimen gobernante Chama Cha Mapinduzi (CCM) para perpetuarse en el poder tras sesenta y cuatro años.

La ceremonia del lunes, celebrada bajo estricto control militar, se desarrolló en un clima de temor. En Dar es Salaam, las gasolineras y los supermercados estaban cerrados y las calles casi desiertas, mientras que en Dodoma, la mayoría de los residentes permanecieron en sus casas. Escuelas y universidades de todo el país cerraron, se suspendió el transporte público e incluso se cancelaron los servicios religiosos. El evento fue transmitido en directo por la Corporación de Radiodifusión de Tanzania, de propiedad estatal, el único medio de comunicación autorizado para cubrirlo. El público fue excluido y el acceso a internet y a las redes sociales fue cortado en todo el país.

Presidenta de Tanzania Samia Suluhu Hassan [Photo by Scottish Government / CC BY 2.0]

Las extraordinarias medidas de seguridad fueron un intento de proyectar una imagen de estabilidad por parte de una clase dirigente profundamente aislada, aferrada al poder mediante la violencia propia de un Estado policial. El país se tambaleaba tras cuatro días de protestas sin precedentes a nivel nacional, que se habían convertido en un levantamiento popular masivo. Cientos de miles, sino millones, de trabajadores, jóvenes y desempleados desafiaron los toques de queda, las patrullas militares y el uso de munición real para rechazar las elecciones fraudulentas.

Loading Tweet ...
Tweet not loading? See it directly on Twitter

Dieciséis “candidatos de la oposición” asistieron a la ceremonia, otra demostración de que nunca fueron más que una fachada de oposición cultivada por el CCM para legitimar un proceso fraudulento que supuestamente produjo un 98% de los votos para Hassan.

El principal partido de la oposición, el CHADEMA, de corte proempresarial y liderado por Tundu Lissu, quien permanece encarcelado bajo cargos de traición fabricados, estuvo ausente.

Solo cuatro líderes africanos asistieron a la ceremonia: Daniel Chapo de Mozambique, Hakainde Hichilema de Zambia, Évariste Ndayishimiye de Burundi y Hassan Sheikh Mohamud de Somalia, cada uno al frente de brutales dictaduras. Al igual que Hassan, el gobierno de Chapo, el FRELIMO, en el poder desde hace cincuenta años, manipuló las elecciones de 2024 y reprimió protestas masivas, asesinando a más de 400 personas y arrestando a más de 7000.

La investidura tuvo lugar mientras las calles de las principales ciudades aún estaban manchadas de sangre. A medida que se restablecen gradualmente los servicios de internet tras un apagón de seis días, surgen informes de matanzas. CHADEMA estima que más de 1000 personas han muerto. Fuentes diplomáticas informaron a la BBC de al menos 500 fallecidos. Charles Kitima, secretario general de la Conferencia Episcopal de Tanzania, que ha apoyado al régimen durante mucho tiempo, reconoció que habían muerto “cientos”, citando informes de comunidades de todo el país.

El martes, la portavoz de CHADEMA, Brenda Rupia, declaró que las fuerzas de seguridad “retienen cadáveres” y que los restos de las víctimas se están deshaciendo clandestinamente para ocultar la magnitud de la matanza.

Siguen surgiendo relatos espeluznantes a pesar de las amenazas del régimen contra quienes compartan imágenes o videos en redes sociales que consideren que “causen pánico”, advirtiendo que hacerlo podría constituir traición, un delito castigado con la pena de muerte.

Loading Tweet ...
Tweet not loading? See it directly on Twitter

En el distrito de Temeke, en Dar es Salaam, una residente contó a Human Rights Watch que su vecino, que no había participado en las protestas, fue asesinado a tiros frente a su casa por un hombre vestido de civil. Otra residente, que habló con Reuters bajo condición de anonimato por temor a represalias, afirmó que un familiar fue asesinado a tiros frente a un hospital tras ser confundido con un manifestante.

La agencia de representación de futbolistas Viral Scout Management confirmó la muerte de siete de sus jugadores, de entre 15 y 22 años, entre ellos Rajabu Rajab (17), Anthony Rico (18), Abdulqareem Ali (16), Peter Eliya (19), Mshani Musa (17), Omar Musa (15) y John Hosea (22), en Mbeya, Dar es Salaam y Mwanza.

El profesor keniano John Okoth Ogutu, residente y trabajador en Tanzania desde hace ocho años, fue asesinado a tiros en Ubungo el 29 de octubre.

Hassan ha intentado culpar de los disturbios a 'agentes extranjeros'. Durante su coronación, afirmó que 'algunos de los detenidos por provocar disturbios provenían del extranjero' y prometió que las fuerzas de seguridad 'restablecerían la paz'.

Estas afirmaciones carecen por completo de fundamento. Atacan a kenianos y otros africanos orientales con el fin de fomentar la xenofobia y desviar la atención del hecho de que las protestas fueron lideradas por los propios tanzanos, impulsadas por la pobreza extrema, la desigualdad y la violencia estatal. Los medios kenianos han informado que las fuerzas de seguridad tanzanas ahora atacan explícitamente a los kenianos. El periódico The Standard observó:

“Se tomarán medidas severas”, advertía el comunicado policial […]. Para cientos de kenianos y africanos orientales que viven y trabajan en Tanzania, el mensaje era inequívoco: eran el objetivo. A la directiva le siguió, pocas horas después, un aumento de la presencia policial en las carreteras y en todos los principales puestos fronterizos. El lunes por la noche, las fuerzas de seguridad instalaron controles de carretera adicionales e intensificaron la vigilancia en pasos fronterizos como Namanga, Holili y Lungalunga-Hororo, bloqueando efectivamente las rutas de escape para quienes intentaban huir.

Las acusaciones de Hassan reflejan la propaganda utilizada por el presidente keniano William Ruto durante las manifestaciones masivas del año pasado. Mientras millones de jóvenes y trabajadores salían a las calles contra la austeridad impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), las subidas de impuestos y los asesinatos policiales, Ruto afirmó que las protestas estaban orquestadas por la Fundación Ford. “Pedimos a la Fundación Ford que explique a los kenianos su papel en las recientes protestas. Denunciaremos a todos aquellos que están empeñados en socavar la democracia, ganada con tanto esfuerzo”, declaró Ruto mientras disparaba contra los manifestantes. La afirmación era absurda y nunca se ha presentado ninguna prueba que la respalde.

A pesar del intento de avivar el sentimiento antikeniano, Hassan no está en conflicto con Ruto. Colabora con él. En toda África Oriental, los regímenes de Kenia, Uganda y Tanzania coordinan la represión y comparten operaciones de seguridad contra la oposición.

En Uganda, dos activistas kenianos de derechos humanos, Bob Njagi y Nicholas Oyoo, fueron secuestrados mientras asistían a un acto de campaña de Bobi Wine. Se desconoce su paradero y el gobierno de Ruto ha guardado un silencio deliberado. El año pasado, el opositor ugandés Kizza Besigye fue secuestrado en Nairobi con participación keniana y posteriormente compareció ante un tribunal militar ugandés acusado de traición. La activista tanzana exiliada Maria Sarungi Tsehai fue capturada en Nairobi, estrangulada e interrogada por hombres armados que exigían acceso a su teléfono. Activistas kenianos que viajaron a Tanzania en solidaridad con el líder de CHADEMA, Tundu Lissu, fueron detenidos, sometidos a abusos sexuales y deportados.

Esta alianza de seguridad en desarrollo recuerda la Operación Cóndor en América Latina en la década de 1970, cuando dictaduras respaldadas por Estados Unidos se coordinaron para reprimir, secuestrar y eliminar a opositores a través de las fronteras. Ante el creciente desempleo, una población joven urbana en auge y la austeridad impuesta por el FMI que ha hecho la vida intolerable para millones, el temor de los títeres del imperialismo no es a la “injerencia extranjera”, sino a que los trabajadores comiencen a comprender que su lucha trasciende las fronteras coloniales.

Washington, Londres, Bruselas y Ottawa emitieron declaraciones cuidadosamente redactadas expresando su “preocupación” por los asesinatos y el apagón de internet de seis días. Su verdadera prioridad es salvaguardar las ganancias, los corredores comerciales y las concesiones de recursos.

El puerto de Dar es Salaam, en Tanzania, es un centro estratégico para la exportación de minerales, productos agrícolas, petróleo y gas, y sirve como arteria de tránsito para Zambia, el Congo, Ruanda, Burundi, Malaui y Uganda. Aproximadamente el 70% de la carga en tránsito del puerto tiene como destino países vecinos, lo que representa casi una cuarta parte del volumen total. Shell, Equinor y ExxonMobil también compiten por el control de la infraestructura de exportación de gas natural licuado (GNL) en alta mar, fundamental para los intereses energéticos occidentales, su guerra contra Rusia en Ucrania y los preparativos para una guerra contra China.

Vista aérea del puerto de Dar es Salaam [Photo by Prof. Chen Hualin / CC BY-SA 4.0]

Este es el verdadero mapa de la lucha de clases que se está configurando. La clase trabajadora tanzana ha demostrado una valentía extraordinaria al enfrentarse a la represión estatal. Su lucha resuena en Nairobi, Kampala, Kigali y Lusaka. La lucha contra la dictadura y la explotación no puede ganarse dentro de las fronteras nacionales. Requiere la movilización internacional y unificada de la clase trabajadora en torno a un programa socialista, dirigido contra el imperialismo y las élites locales que lo sustentan.

El futuro de África Oriental y Central no reside en los estados rivales de seguridad nacional, sino en la lucha por unos Estados Socialistas Unidos de África .

(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de noviembre de 2025)

Loading