El presidente estadounidense Donald Trump se reunió el martes en la Casa Blanca con Ahmed al-Sharaa, el exlíder de al-Qaeda que encabezó el derrocamiento del gobierno sirio el año pasado. La reunión representa un hito en la larga relación entre Estados Unidos y las fuerzas vinculadas con al-Qaeda en Siria.
Comentando sobre la visita, el Jerusalem Post escribió:
Era una foto que pocos habrían imaginado incluso hace un año: el presidente de Estados Unidos estrechando la mano, en la Casa Blanca, de un hombre que, hasta hace poco, era buscado por terrorismo y tenía una recompensa de 10 millones de dólares sobre su cabeza.
La visita de al-Sharaa ocurrió pocos días después del anuncio del Departamento de Estado de que lo había retirado de su lista de terroristas internacionales.
A pesar de ello, al-Sharaa ingresó por una entrada lateral de la Casa Blanca sin presencia de cámaras. Es la primera vez que un exmiembro de al-Qaeda ha sido recibido en la Casa Blanca.
En 2001, Estados Unidos proclamó la “guerra contra el terrorismo”, usando como pretexto el ataque de al-Qaeda contra el World Trade Center y el Pentágono para invadir y ocupar Irak y Afganistán. Esta “guerra contra el terrorismo” fue utilizada para socavar derechos constitucionales fundamentales, permitiendo escuchas telefónicas sin orden judicial, tortura y, bajo la administración Obama, asesinatos extrajudiciales de ciudadanos estadounidenses.
En 2003, el general estadounidense Wesley Clark reveló que la administración Bush planeaba lanzar “siete guerras en cinco años”, incluyendo guerras de cambio de régimen en Afganistán, Irak, Siria, Líbano e Irán. Finalmente, Bush solo logró derrocar dos de esos regímenes, dejando el resto a las administraciones posteriores.
En 2007, el imperialismo estadounidense llevó a cabo lo que el periodista Seymour Hersh llamó una “reorientación”, aliándose con fuerzas vinculadas a al-Qaeda en un intento de reducir el poder de Irán en Oriente Medio. En marzo de 2011, Ahmed al-Sharaa, líder de al-Qaeda encarcelado en Irak, fue liberado. Él y otras milicias islamistas iniciaron entonces un intento por derrocar al gobierno sirio proiraní y prorruso de Bashar al-Assad.
Bajo la administración Obama, Estados Unidos estableció rutas clandestinas de financiación y envío de combatientes en su esfuerzo de años por derrocar al gobierno sirio, gastando miles de millones en una operación conocida como “Timber Sycamore”. Este esfuerzo finalmente tuvo éxito en diciembre de 2024, en el contexto del azote más amplio de Estados Unidos e Israel en todo Oriente Medio. La base de estas décadas de guerra en la región fue la lucha del imperialismo estadounidense por revertir la Revolución iraní de 1979.
Comentando sobre la reunión con al-Sharaa, Trump dijo: “Es un líder muy fuerte. Proviene de un lugar muy duro. Tipo duro. Me agrada.” Agregó: “Me llevo bien con el presidente, el nuevo presidente de Siria, y haremos todo lo posible para que Siria tenga éxito”.
Trump añadió: “La gente dice que ha tenido un pasado difícil… Y, francamente, si no tuvieras un pasado difícil, no tendrías ninguna posibilidad”.
Actualmente, el Congreso debate derogar la Ley de Protección Civil del Pueblo Sirio César (Caesar Syria Civilian Protection Act), la cual sanciona prácticamente todas las transacciones internacionales relacionadas con Siria. La administración Trump ha suspendido temporalmente la aplicación de esta medida.
El domingo por la noche, al-Sharaa se reunió con miembros del Congreso, incluyendo al republicano de Florida Brian Mast. Mast declaró: “Él y yo somos dos exsoldados y dos exenemigos. Le pregunté directamente: ‘¿Por qué ya no somos enemigos?’ Su respuesta fue que desea ‘liberarse del pasado y tener una noble causa para su pueblo y su país, y ser un gran aliado de Estados Unidos de América’.”
El Wall Street Journal elogió la visita de al-Sharaa a la Casa Blanca, proclamando en un editorial: “Siria llega a Washington—Por fin”.
Comentando sobre la manera favorable en que se ve al nuevo régimen sirio en Israel, el Jerusalem Post escribió: “Israel puede acoger en silencio partes de este cambio. Una Siria vinculada a Washington es mucho más preferible a una sometida a Teherán”.
La acogida de Ahmed al-Sharaa por parte de la administración Trump demuestra el carácter completamente fraudulento del esfuerzo de ciertos sectores de la pseudoizquierda —incluyendo el Nuevo Partido Anticapitalista de Francia, la publicación pablista International Viewpoint y la Organización Socialista Internacional con sede en Estados Unidos— por presentar la operación de cambio de régimen respaldada por Estados Unidos en Siria como una “revolución popular”.
En realidad, el régimen encabezado por al-Sharaa es una dictadura islamista sangrienta que opera en alianza con el imperialismo estadounidense y en alianza de facto con Israel, que lleva a cabo un genocidio contra la población de Gaza. Desde que al-Sharaa asumió el poder, soldados sirios han masacrado a miles de miembros de minorías religiosas sirias, incluyendo cristianos, drusos y alauitas. En un informe publicado en octubre, el New York Times documentó “al menos cinco episodios distintos de hombres con uniforme militar ejecutando sumariamente a civiles drusos, incluyendo grupos de hombres desarmados forzados a marchar por la calle hasta su muerte a manos de pelotones de fusilamiento improvisados”.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de noviembre de 2025)
