El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan se reunió el pasado jueves con el presidente estadounidense Donald Trump durante su visita a Estados Unidos para asistir al 80º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En medio del genocidio en Gaza respaldado por Estados Unidos y del complot fascista de Trump por establecer una dictadura, la reunión marcó la primera visita de Erdoğan a la Casa Blanca en seis años.
El resultado de la reunión fue una clara muestra del compromiso de la clase dominante turca y del gobierno de Erdoğan con el imperialismo. Erdoğan se apoya en el respaldo de la administración de Trump y evita cualquier conflicto con ella mientras establece un régimen autoritario para defender los intereses de la burguesía turca—particularmente en Siria—y reprime la oposición política y social en su país con medidas brutales de austeridad.
Erdoğan, en medio de una creciente competencia y tensiones con Israel tras el cambio de régimen en Siria, denuncia con frecuencia al primer ministro Benjamin Netanyahu por el genocidio en Gaza, pero nunca critica a Trump, el principal dirigente imperialista detrás de dicho crimen. Esto demuestra por sí solo la falsedad de la retórica “antiimperialista” ocasional de Erdoğan y sus afirmaciones de estar defendiendo a los palestinos.
Las declaraciones de ambos líderes antes de la reunión daban indicios sobre cómo esta se desarrollaría. Mientras elogiaba a Erdoğan, Trump lo puso en una posición comprometida. Al explicar su relación con el presidente turco, Trump recordó la liberación del pastor Andrew Brunson, juzgado en Turquía por cargos de espionaje durante su primer mandato presidencial, diciendo: “El pastor Brunson fue encarcelado durante 35 años, antes de que yo llegara… Y el presidente [Erdoğan], después de que lo llamé, lo liberó”. Esta afirmación implica que el poder judicial en Turquía no es independiente.
Trump, una vez más, describió sin pruebas las elecciones presidenciales de 2020, que perdió y luego intentó anular con el intento de golpe de Estado del 6 de enero, como unas elecciones “amañadas”. Mirando a Erdoğan añadió: “Él sabe mejor que nadie sobre elecciones amañadas”. Erdoğan ha sido acusado de amañar el referéndum presidencial de 2017, que le otorgó amplios poderes.
Durante la reunión también se abordó la exigencia de Erdoğan de levantar las sanciones estadounidenses contra Turquía. En respuesta a la compra por parte de Ankara de sistemas de defensa antiaérea S-400 de Rusia en 2019, la administración Trump excluyó a Turquía del proceso de producción del avión de combate F-35. En diciembre de 2020, el Congreso aprobó la imposición de sanciones bajo la ley CAATSA contra el país.
Antes de la reunión, Erdoğan emitió un decreto presidencial levantando los aranceles adicionales a ciertos productos estadounidenses que estaban vigentes desde 2018. Estos aranceles fueron impuestos en represalia por los aranceles aplicados por la administración Trump para presionar a Turquía a liberar al pastor Brunson.
Trump declaró estar dispuesto a levantar esas sanciones y que debatiría con Erdoğan la posible compra de aviones F-35 por parte de Ankara. Cuando le preguntaron tras la reunión si se había llegado a algún acuerdo sobre los F-35, Trump respondió: “Podríamos hacerlo, sí. Depende. Si él [Erdoğan] hace algo por nosotros”.
El presidente turco ha demostrado estar dispuesto a hacer muchas cosas por Trump. Erdoğan no dudó en respaldar de inmediato el “plan de alto el fuego en Gaza” anunciado por el presidente estadounidense tras su reunión con Netanyahu el lunes: “Felicito los esfuerzos y el liderazgo del presidente Donald Trump dirigidos a detener el derramamiento de sangre en Gaza y lograr un alto el fuego. Turquía seguirá contribuyendo al proceso con miras a establecer una paz justa y duradera aceptable para todas las partes”.
En respuesta a preguntas de la prensa antes del encuentro, Trump le dijo a Erdoğan: “Me gustaría que dejara de comprar petróleo a Rusia, mientras Rusia continúa esta andanada contra Ucrania”.
Con respecto a la guerra de la OTAN y Estados Unidos contra Rusia en Ucrania, él afirmó: “Ahora mismo él [Erdoğan] es muy neutral. Le gusta ser neutral”. Luego, mirando a Erdoğan, añadió: “Lo mejor que podría hacer es no comprar petróleo ni gas a Rusia”. Ankara no ha participado en las sanciones impuestas por la OTAN a Rusia desde el inicio de la guerra.
Aunque Turquía ha diversificado sus importaciones de gas natural en los últimos años, Rusia sigue siendo su principal proveedor, representando el 40 por ciento de los 52.000 millones de metros cúbicos de gas importados por el país el año pasado. Estados Unidos fue el quinto mayor proveedor de Turquía, ligeramente por detrás de Argelia, y proporcionó el 10 por ciento del total de importaciones.
Justo antes de la reunión, Turquía firmó un acuerdo para la compra de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos. Ankara también firmó un acuerdo preliminar a largo plazo con el mayor productor de gas de Australia, Woodside Energy.
El acuerdo para importar al menos 16.000 millones de metros cúbicos de gas de Rusia expirará este año, sin que todavía se haya firmado otro acuerdo de suministro. La compra de GNL más caro como alternativa al gas ruso podría encarecer los precios de la energía en Turquía y disparar la inflación. Si el Estado subsidia estos costos, esto podría aumentar aún más el déficit presupuestario.
En una entrevista con Fox News antes del encuentro, Erdoğan dijo: “Si recuerdan, el señor Trump hizo una declaración. Dijo ‘Voy a terminar la guerra entre Rusia y Ucrania’. ¿Ha terminado? Sigue en curso. De manera similar, dijo ‘Voy a acabar con la guerra en Gaza’. ¿Ha terminado? No”. Esto provocó una pequeña crisis entre los dos aliados.
La Dirección de Comunicaciones, bajo la autoridad de Erdoğan, se apresuró a emitir una corrección antes de la reunión. Dicha corrección afirmaba que Erdoğan elogió los esfuerzos de Trump en estos temas y que sus palabras “perdieron su significado en la traducción”. En otras palabras, Ankara elogió sin reservas la política de Trump de provocar hambruna deliberada en Gaza, someter a los palestinos a una limpieza étnica y genocidio. Los “esfuerzos” elogiados incluían los planes de Trump para apoderarse de Gaza y convertirla en la “Riviera de Oriente Medio”.
La respuesta despectiva del secretario de Estado estadounidense Marco Rubio a los comentarios de Erdoğan reveló la verdadera naturaleza de las relaciones entre ambos países, en palabras de un destacado político imperialista: “Todos estos otros países, incluida Turquía, nos están rogando que estemos involucrados. Quieren que estemos involucrados. Mire, esta gente dice lo que quiera decir, pero al final del día, cuando quieren que algo se haga, vienen… quieren venir a la Casa Blanca”.
Rubio añadió: “El presidente Erdoğan vendrá esta semana a la Casa Blanca para reunirse con el presidente. Todos vienen a la Casa Blanca, todos quieren hablar con el presidente Trump, todos quieren que el presidente Trump lo solucione… La verdad es que tenemos reuniones hoy, y hay líderes rogando participar. Están llamando y diciendo, ‘¿Podemos ser incluidos? ¿Pueden traernos? ¿Puedo tener cinco minutos para darle la mano al presidente?’”.
Horas antes de la reunión entre Erdoğan y Trump, Tom Barrack, embajador estadounidense en Ankara y enviado especial para Siria, declaró: “Turquía es una democracia pero parece autoritaria. El presidente Trump acertadamente dijo: ‘Debo darle legitimidad como solución’. Eso es lo que está ocurriendo ahora”.
Bajo una creciente presión política del gobierno a través del aparato judicial, el líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP), Özgür Özel, criticó la postura de Erdoğan durante su visita a EEUU diciendo: “Turquía ha dejado de ser un aliado estratégico y se ha convertido en un cliente lucrativo”. Al criticar los comentarios de Barrack sobre la “legitimidad”, Özel declaró: “Si no gobiernas democráticamente, no tienes legitimidad. Pero si compras el GNL, compras los Boeing, das concesiones, firmas el acuerdo nuclear, entregas los elementos raros, el tipo [Trump] te da legitimidad con sus palabras”.
Özel se refería al “Memorando de Entendimiento sobre la Cooperación Nuclear Civil Estratégica” firmado entre Estados Unidos y Turquía en Washington. Antes de la visita de Erdoğan, se había sugerido que se podría llegar a un acuerdo en relación con elementos de tierras raras supuestamente hallados en Beylikova, Eskişehir, Turquía. Ayhan Yüksel, presidente de la Cámara de Ingenieros de Minas, declaró: “También lo anunció el anterior ministro de Energía. Está dentro de los 694 millones de toneladas de elementos de tierras raras, junto con barita y fluorita. Está registrado como la mayor reserva después de China”.
Mientras Erdoğan se esfuerza por desarrollar una política plenamente alineada con Trump, Devlet Bahçeli, líder del aliado fascista de Erdoğan, el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), reiteró recientemente su propuesta de una “alianza Turquía-Rusia-China” contra la “malvada coalición EE.UU.-Israel”.
En una entrevista con el periódico Türkgün, Bahçeli declaró: “Si la pertenencia de Turquía a la OTAN no puede ir más allá de protegerla contra posibles ataques desde dentro de la OTAN, y si algunos de nuestros aliados pueden ignorar nuestras prioridades y demandas más vitales, entonces es hora de que Turquía mire hacia ambos lados”.
Refiriéndose a los “esfuerzos por avanzar hacia un orden mundial multipolar”, Bahçeli dijo que la Organización de Estados Túrquicos “podría convertirse en un centro de atracción y poder en la lucha entre Occidente, Rusia y China”, y añadió: “Para ello, es esencial que las tres potencias de la geografía euroasiática se unan en pie de igualdad. Estas son Turquía, la Federación Rusa y la República Popular China”.
Los intentos anteriores de Erdoğan de maniobrar entre la OTAN-EEUU y Rusia y China jugaron un papel importante en el intento fallido de golpe militar del 15 de julio de 2016.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 30 de septiembre de 2025)