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El Departamento de Justicia de Trump imputa al exdirector del FBI James Comey

La imputación del exdirector del FBI James Comey el jueves representa un paso significativo hacia el establecimiento de una dictadura presidencial personalista bajo Donald Trump. Al intentar encarcelar a sus oponentes dentro del propio aparato político, Trump busca consolidar su poder para aplastar los derechos democráticos de la clase trabajadora.

El exdirector del FBI James Comey presta juramento por videoconferencia antes de declarar ante una audiencia del Comité Judicial del Senado en el Capitolio en Washington, el miércoles 30 de septiembre de 2020. [AP Photo/Ken Cedeno]

“Esto es lo que hacen los fiscales en las dictaduras”, declaró Richard W. Painter, profesor de derecho en la Universidad de Minnesota y exabogado de ética principal del presidente George W. Bush, en una publicación en redes sociales.

“Otros fiscales sentirán aún más presión ahora para presentar cargos contra cualquier persona que desagrade al presidente”, comentó Brendan Nyhan, profesor de gobierno en el Dartmouth College. “Y uno no quiere vivir en un país donde desagradar al presidente puede llevarte a la cárcel”.

La nueva fiscal federal designada por Trump para el Distrito Este de Virginia, Lindsey Halligan, consiguió del gran jurado una imputación de dos cargos contra Comey por hacer declaraciones falsas al Congreso y obstrucción al Congreso. Los cargos conllevan una pena máxima de cinco años de prisión. El gran jurado se negó a respaldar un tercer cargo solicitado por Halligan. Está previsto que Comey comparezca ante el tribunal para su lectura de cargos el 9 de octubre.

Comey fue director del FBI entre 2013 y 2017, año en que fue despedido por Trump. Supervisó la investigación denominada “Crossfire Hurricane” sobre los supuestos vínculos entre Rusia y la campaña electoral de Trump, que se inició bajo la administración de Obama. Esta investigación fue un montaje propagandístico organizado por el Partido Demócrata como parte de sus planes de guerra contra Rusia, ante la preocupación de que Trump no estuviera completamente alineado con esos objetivos. Durante la campaña electoral de 2016, el New York Times, principal portavoz de los demócratas, publicó una columna de Paul Krugman titulada “Donald Trump, el candidato siberiano”, acusando a Trump de ser un títere del presidente ruso Vladímir Putin.

Trump y Comey se convirtieron en enemigos acérrimos, y durante su primer mandato, Trump pidió reiteradamente la imputación de Comey, así como de Hillary Clinton y otros oponentes dentro del propio aparato estatal. Trump ha prometido utilizar su segundo mandato para vengarse, en nombre del movimiento fascistoide MAGA, de aquellos que desempeñaron roles en sus dos juicios políticos e incontables procesos penales y civiles en su contra, incluyendo los relacionados con el intento de golpe de Estado del 6 de enero de 2021.

La implicación directa de Trump en la imputación de Comey fue descarada y evidente. El pasado sábado 20 de septiembre, Trump publicó una declaración en su plataforma Truth Social, en la que criticaba a la fiscal general Pam Bondi por no haber imputado a Comey, así como a la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, y al senador demócrata Adam Schiff. James encabezó la demanda civil contra el imperio empresarial de Trump que condujo a una sentencia masiva en su contra. Schiff lideró el primer juicio político contra Trump en la Cámara de Representantes por interferencia en el envío de armas estadounidenses a Ucrania. El Departamento de Justicia está investigando a James y Schiff por supuesto fraude hipotecario.

“No podemos demorar esto más”, escribió Trump. “¡DEBE HACERSE JUSTICIA, AHORA!!!” El día anterior, había obligado a dimitir a Erik Siebert, el fiscal federal para el Distrito Este de Virginia, a quien él mismo había designado, porque Siebert se oponía a imputar a Comey al no haber evidencia suficiente para un proceso penal. En esto, Siebert contaba con el respaldo de fiscales de carrera del Departamento de Justicia en el distrito.

El lunes, Trump nombró a Halligan como sucesora de Siebert. Halligan fue una de las abogadas personales de Trump y asesora en la Casa Blanca, involucrada en el ataque contra la Institución Smithsonian. Es una abogada especializada en seguros y no cuenta con experiencia como fiscal. Sin embargo, a pesar de las reservas de los fiscales de carrera, decidió proceder con la acusación contra Comey a pocas horas de asumir el cargo.

La histeria de Trump en el caso Comey se debe en parte al hecho de que los cargos se basan en hechos ocurridos el 30 de septiembre de 2020, los cuales prescriben a los cinco años. Comey está siendo procesado por supuestamente mentir a un comité del Senado sobre la filtración de información a la prensa por parte de su subordinado, el subdirector del FBI Andrew McCabe. Comey negó haber autorizado la filtración. En cualquier caso, la filtración data de 2017 y estaba relacionada con una investigación sobre el uso del correo electrónico por parte de Hillary Clinton, no con la supuesta colusión entre Rusia y la campaña electoral de Trump.

El carácter amañado del caso queda probado por el hecho, altamente inusual, de que fue la propia Halligan, y no fiscales de menor rango, quien lo presentó ante el gran jurado. Además, la breve imputación de dos páginas está firmada únicamente por Halligan.

El jueves por la noche, tras la imputación, Trump celebró el paso con una publicación en Truth Social, escribiendo:

¡JUSTICIA EN ESTADOS UNIDOS! Uno de los seres humanos más despreciables que este país haya tenido que soportar es James Comey, el exjefe corrupto del FBI…

Hoy fue imputado por un Gran Jurado con dos delitos graves por varios actos ilegales e ilícitos… Ha sido tan dañino para nuestro país durante tanto tiempo, y ahora comienza a ser responsabilizado por sus crímenes contra nuestra Nación.

Trump también atacó al juez del caso Comey, el juez federal Michael Nachmanoff, por haber sido nombrado por Joe Biden. El papel activo de Trump en la imputación de Comey aumenta las posibilidades de que prospere una moción para desestimar el caso por persecución selectiva o vengativa.

Esto, sin embargo, no detendría el uso del Departamento de Justicia como un instrumento político al servicio de la dictadura. El viernes por la mañana, al salir de la Casa Blanca, Trump declaró que se presentarían más imputaciones. “Francamente, espero que haya otras, porque no se puede permitir que esto le ocurra a un país”, dijo.

Además de James y Schiff, Trump y miembros de su administración han exigido investigaciones penales contra el exdirector de la CIA John Brennan, Hillary Clinton y Barack Obama. Tras publicar el jueves un memorando presidencial llamando a reprimir el “terrorismo de izquierda radical”, Trump mencionó explícitamente a los multimillonarios demócratas George Soros y Reid Hoffman como probables objetivos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de septiembre de 2025)

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