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Enfrentamientos militares entre Tailandia y Camboya amenazan con escalar

Vehículo militar camboyano transporta lanzacohetes en la provincia de Oddar Meanchey, Camboya, 25 de julio de 2025. [AP Photo/Heng Sinith]

Durante los últimos dos días se han registrado enfrentamientos militares entre Tailandia y Camboya en 12 ubicaciones a lo largo de su frontera en disputa. Las autoridades tailandesas han informado que han muerto 14 civiles y un soldado, mientras que Camboya ha reconocido una muerte y no ha proporcionado más cifras de víctimas.

Se han producido evacuaciones masivas en las zonas fronterizas de ambos países mientras continúan los enfrentamientos. Funcionarios tailandeses anunciaron ayer que 138.000 personas fueron evacuadas de cuatro provincias fronterizas. Según el Khmer Times, aproximadamente 20.000 personas se han evacuado de la provincia camboyana de Preah Vihear.

Hablando con la prensa en Bangkok, el primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, afirmó que los combates están escalando y “podrían llegar al nivel de una guerra”. Sin embargo, por el momento, dijo que no se ha declarado formalmente una guerra y que el conflicto no se ha extendido a más provincias.

Ambos gobiernos se acusan mutuamente de haber iniciado los enfrentamientos, que siguieron a dos incidentes ocurridos el 16 y el 23 de julio, en los que soldados tailandeses resultaron heridos por explosiones de minas terrestres. En respuesta al segundo incidente, Tailandia retiró a su embajador en Phnom Penh y cerró todos los pasos fronterizos entre ambos países. Camboya respondió de forma recíproca, retirando a todo el personal de su embajada en Bangkok.

Punto fronterizo camboyano en Krong Poi Phet, 2016 [Photo by John Hulme]

El ejército tailandés ha realizado bombardeos aéreos dentro del territorio camboyano, mientras que las fuerzas armadas camboyanas han atacado instalaciones dentro de Tailandia utilizando artillería pesada y cohetes. El ejército tailandés es mucho más grande y está mejor equipado que su contraparte camboyana, cuya fuerza aérea se limita a unos pocos helicópteros y aviones de transporte, sin contar con aviones de combate.

Varios países han hecho llamados a la desescalada, entre ellos Estados Unidos y China, mientras que el Consejo de Seguridad de la ONU ha sido convocado para discutir el conflicto. Malasia, actual presidente de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), pidió un alto al fuego. Camboya aceptó la propuesta, pero Tailandia ha puesto condiciones para poner fin a los combates.

El ministerio de Relaciones Exteriores de Tailandia declaró ayer que había acordado en principio el plan de alto al fuego propuesto por Malasia, pero insistió en que este debía basarse en “condiciones apropiadas sobre el terreno”. También lanzó críticas al ejército camboyano por continuar con “ataques indiscriminados sobre territorio tailandés”.

Los enfrentamientos reflejan el aumento de tensiones políticas y sociales en ambos países, alimentadas por el deterioro de sus economías, que se verán aún más afectadas por los aranceles impuestos por la administración Trump. Camboya, que destinó el 40 por ciento de sus exportaciones totales a Estados Unidos en 2022, enfrenta un arancel general de Trump del 36 por ciento a partir del 1 de agosto.

Aunque Tailandia no depende tanto de las exportaciones hacia Estados Unidos, también está siendo afectada por la misma tarifa, en un contexto de fuerte desaceleración económica. La llamada economía “Tigre” tuvo un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de tan sólo el 2,5 por ciento el año pasado, y las estimaciones para este año son aún menores, por debajo del 2 por ciento.

La antigua disputa fronteriza, que proviene del pasado colonial de la región, es un tema inflamable que ha sido utilizado por demagogos nacionalistas en ambos países. Un enfrentamiento anterior a finales de mayo, que resultó en la muerte de un soldado camboyano, sirvió como pretexto para la suspensión de la primera ministra tailandesa Paetongtarn Shinawatra el 1 de julio.

Amargos opositores a su gobierno aprovecharon una llamada telefónica filtrada entre Paetongtarn y el ex primer ministro camboyano Hun Sen, alegando que había sido demasiado sumisa ante el caudillo camboyano y que había menospreciado al ejército tailandés. Una gran protesta patriótica de los llamados “Camisas Amarillas”—partidarios de la monarquía, el ejército y la burocracia estatal—exigió su dimisión.

Paetongtarn es hija del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, derrocado en un golpe militar en 2006. El gobierno actual es una coalición extremadamente inestable entre el partido Pheu Thai, de los Shinawatra, y fuerzas políticas estrechamente alineadas con los militares y las élites tradicionales del país. Paetongtarn es la segunda primera ministra del Pheu Thai destituida por el Tribunal Constitucional mediante cargos fabricados en los últimos dos años.

Thaksin enfrenta cargos por lesa majestad—es decir, por presuntas faltas de respeto a la monarquía—que implican penas de hasta 15 años de cárcel. En redes sociales, Thaksin agradeció a varios países por su disposición a mediar en el conflicto con Camboya, pero instó a esperar un poco. “Hay que dejar que el ejército tailandés haga su trabajo y le dé una lección a Hun Sen”, expresó. Thaksin se mostró claramente resentido de que Hun Sen hubiera filtrado la llamada con su hija, pero también buscaba no dar municiones a sus enemigos políticos.

Hun Sen respondió en Facebook en la misma línea, declarando que el “tono beligerante” de Thaksin subrayaba la “agresión militar tailandesa contra Camboya”. El hijo de Hun Sen, Hun Manet, asumió el cargo de primer ministro en 2023 tras unas elecciones generales en las que el Partido del Pueblo Camboyano de Hun Sen afirmó haber logrado una “victoria aplastante” después de una campaña de represión contra la oposición política que continúa hasta hoy.

Las tensiones entre los dos países aumentaron en febrero después de que un grupo de 25 camboyanos, escoltados por soldados camboyanos, visitara el templo Prasat Ta Moan Thon dentro de territorio tailandés cerca de la frontera. Según informes, el grupo cantó de manera provocadora el himno nacional camboyano en el sitio, pero fueron detenidos por militares tailandeses, quienes indicaron que esto violaba acuerdos mutuos sobre los protocolos turísticos.

Los enfrentamientos actuales son los peores en más de una década. En 2011, tropas tailandesas y camboyanas combatieron en la zona que rodea el templo de Preah Vihear, que es un punto central de las disputas fronterizas. Miles de personas en ambos lados se vieron obligadas a huir y al menos 20 personas murieron.

Las disputas tienen su origen en un mapa de 1907 dibujado por funcionarios coloniales franceses en Indochina para delimitar las posesiones coloniales francesas del Reino de Siam (actual Tailandia), que era nominalmente independiente, situado entre la Indochina francesa y la Birmania británica. El mapa sirvió como base para las reclamaciones de Camboya sobre las áreas alrededor del templo de Preah Vihear. Tailandia no ha aceptado el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de 1962 a favor de Camboya.

Los actuales enfrentamientos podrían entrelazarse con las tensiones geopolíticas que afectan toda la región, ya que el imperialismo estadounidense acelera su guerra económica y su preparación militar contra China. Camboya es uno de los países de la ASEAN más estrechamente alineados con China, pese a su fuerte dependencia de los mercados estadounidenses. China es un proveedor significativo de armamento a Camboya y realiza anualmente maniobras militares conjuntas Golden Dragon.

Estados Unidos tiene una antigua alianza militar con Tailandia. Durante la guerra de Vietnam, utilizó bases aéreas tailandesas para bombardear Vietnam del Norte y otros objetivos. Hace más de dos décadas que se realizan las maniobras conjuntas anuales “Cobra Gold” entre Estados Unidos y Tailandia. Se llevan a cabo más de 60 ejercicios conjuntos cada año, además de numerosas visitas de aviones y buques de guerra estadounidenses. Al mismo tiempo, Tailandia depende económicamente de China y también adquiere de este país equipamiento y armamento militar.

Si los enfrentamientos continúan escalando, Estados Unidos junto con sus aliados podrían intentar aprovechar el conflicto para fortalecer su posición en el Sudeste Asiático como parte de su escalada hacia una guerra contra China.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de julio de 2025)