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La guerra comercial de Trump golpea a las economías de China y EE.UU., amenazando millones de empleos

El impacto de la guerra comercial del presidente estadounidense Trump contra China comienza a reflejarse en los datos económicos de ambos países, en medio de temores de que lo peor está por venir en los próximos meses.

El miércoles, el Departamento de Comercio de EE.UU. informó que el PIB del primer trimestre se contrajo a una tasa anual del 0,3 por ciento, debido en gran parte a que las empresas intentaron almacenar productos antes de la entrada en vigor del arancel del 145 por ciento contra China—un virtual bloqueo económico.

Barcos portacontenedores en fila frente al puerto de Los Ángeles esperando espacio para atracar. [AP Photo/Damian Dovarganes]

En China, los datos oficiales mostraron una contracción de la actividad manufacturera y una caída de los pedidos de exportación a su nivel más bajo desde la contracción provocada por el COVID en 2022.

El PIB de EE.UU. se calcula restando las importaciones del total de gasto gubernamental, exportaciones, inversiones y consumo de los hogares. Las importaciones del primer trimestre aumentaron un 41 por ciento, y el déficit comercial alcanzó un récord de 162.000 millones de dólares en marzo.

Si bien el aumento de las importaciones fue el factor principal del resultado, el gasto de los consumidores mostró señales de desaceleración, con un incremento del 1,8 por ciento, el menor desde mediados de 2023. El gasto del Estado también cayó, ya que los recortes del DOGE eliminaron empleos y contratos.

Se espera que la demanda de consumo, el principal motor del crecimiento económico de EE.UU., se desacelere aún más en el segundo trimestre a medida que los aumentos de aranceles de Trump entren plenamente en vigor. Las decisiones de inversión por parte de las empresas están siendo pospuestas debido a la creciente incertidumbre económica.

En declaraciones al New York Times, Kathy Bostjancic, economista en jefe de la firma financiera y aseguradora Nationwide, predijo un empeoramiento de las condiciones económicas.

“Una vez que todo entre en vigor, tendremos una economía más lenta, el mercado laboral se está desacelerando. Las contrataciones ya están estancadas, y esperamos que la tasa de desempleo empiece a subir”.

El economista jefe de Moody’s, Mark Zandi, compartió estos mismos sentimientos en declaraciones al Wall Street Journal .

El informe del PIB “probablemente sobrestima la debilidad de la economía, pero la economía es débil”, dijo, señalando el menor gasto de consumo y los recortes estatales.

“Si la administración no encuentra pronto una vía de salida a los aranceles… entonces creo que veremos muchas más cifras negativas del PIB y, en última instancia, pérdidas de empleo”.

El despido de 20.000 trabajadores de UPS es un indicio de lo que se avecina.

Hasta ahora no hay señales de un alivio significativo en la guerra económica, cuyo principal objetivo es China. En una entrevista el martes, con motivo de sus primeros 100 días en el cargo, Trump reconoció que los aranceles equivalen a un embargo.

“Eso está bien”, dijo. “Se lo merecen”.

“Nos estaban estafando como nunca nadie lo había hecho. Casi todos los países del mundo nos estaban estafando. Ya no lo hacen”.

La administración ha impuesto una pausa de 90 días en los “aranceles recíprocos” contra una amplia gama de países para permitir que se lleven a cabo negociaciones. Pero todo indica que cualquier reducción arancelaria para países individuales estará vinculada a un acuerdo para que actúen contra China.

Esto apunta a superar una debilidad percibida en la posición estadounidense. En lo que respecta a las exportaciones a China —principalmente granos y otros productos agropecuarios—, es probable que China pueda encontrar otros proveedores.

Pero hay pocas fuentes alternativas para los bienes que EE.UU. importa desde China, y, al menos en cierta medida, China podrá encontrar otros mercados. De ahí el impulso de asegurar que los países terceros establezcan barreras para cerrar cualquier ruta de escape.

Beijing ha declarado repetidamente que no habrá negociaciones con EE.UU. hasta que se retiren los aumentos arancelarios. El presidente Xi Jinping ha advertido sobre una larga batalla y ha afirmado que China “nunca se arrodillará” ante Washington. Sin embargo, los aranceles comienzan a tener efecto.

El índice oficial de gerentes de compras, publicado el miércoles por la Oficina Nacional de Estadística de China, cayó a 49 en abril, desde 50,5 en marzo, y una lectura por debajo de 50 indica contracción.

El índice de pedidos de exportación cayó aún más bruscamente a 44,7, su nivel más bajo desde diciembre de 2022, en plena pandemia por COVID.

La oficina atribuyó la caída de la actividad manufacturera a “cambios abruptos en el entorno externo”.

En una nota a sus clientes esta semana, Zichun Huang, economista especialista en China de Capital Economics, dijo que los últimos datos “sugieren que la economía china está bajo presión debido al enfriamiento de la demanda externa” y que las medidas del gobierno para inyectar dinero en la economía “probablemente no compensarán completamente el impacto negativo”.

Capital Economics, junto a otras consultoras, ha pronosticado que la economía china crecerá solo un 3,5 por ciento este año, muy por debajo de la meta gubernamental del 5 por ciento.

A principios de esta semana, la firma financiera japonesa Nomura Securities predijo que si las exportaciones chinas hacia EE.UU. se reducen en un 50 por ciento, entonces 5,7 millones de trabajadores perderían de inmediato sus empleos, y la cifra alcanzaría los 15,8 millones a medida que se propaguen los efectos.

El año pasado, China dependió de las exportaciones para aproximadamente un tercio de su crecimiento económico, y Goldman Sachs estimó que entre 10 y 20 millones de empleos manufactureros en China dependen de las exportaciones a EE.UU.

Al mismo tiempo, el impacto del embargo a China se hace visible en los puertos de la costa oeste estadounidense, lo que representa un riesgo para los empleos.

El número de contenedores previstos para llegar a Los Ángeles caerá más del 35 por ciento la próxima semana en comparación con el mismo período del año pasado, y una cuarta parte de los barcos programados para mayo han sido cancelados, según Gene Seroka, director ejecutivo del puerto.

Basado en conversaciones con empresas, le dijo al New York Times que algunas de las 125.000 empresas importadoras que utilizan el puerto, incluidas grandes cadenas minoristas y firmas de mejoras para el hogar, habían detenido casi todas sus importaciones desde China.

La situación es similar en el puerto de Long Beach, donde la llegada de barcos desde China ha caído un 38 por ciento esta semana en comparación con la anterior, y al menos 30 barcos programados para junio han sido cancelados.

En un informe sobre la situación portuaria, el Times citó a Jason Miller, profesor de gestión de cadenas de suministro en la Universidad Estatal de Míchigan, quien declaró que lo que está ocurriendo es un “escenario de destrucción pura de la demanda”.

Indicó que si la recesión se mantiene, las consecuencias laborales se extenderán más allá de los trabajadores portuarios, alcanzando a los sectores de transporte por camión y almacenamiento, con “efectos en cadena para toda la comunidad económica”.

En una nota de investigación emitida el mes pasado, Torsten Slok, economista jefe de la firma financiera Apollo Global Management, dijo que la caída en los envíos desde China podría llevar a “despidos significativos” en el transporte de carga, la logística y el comercio minorista en mayo.

La Navidad aún está lejos, pero es en esta época del año cuando las tiendas hacen sus pedidos de juguetes, árboles de Navidad y decoraciones, cuya abrumadora mayoría proviene de China.

Un artículo del Times esta semana señaló que “la alarma en la industria es palpable”, con algunos dueños de negocios consultando abogados de quiebras porque simplemente no pueden continuar ante aranceles del 145 por ciento.

El artículo informó que en una encuesta a 410 empresas de juguetes, alrededor del 60 por ciento había cancelado pedidos, y cerca del 50 por ciento decía que cerraría en semanas o meses si los aranceles se mantenían.

Solo un mes después de que se lanzara la guerra económica de Trump el 2 de abril, los datos ya apuntan a un “escenario de destrucción” que se desarrolla rápidamente. Esto tiene importantes implicaciones políticas porque subraya la necesidad objetiva de la unificación de las luchas de los trabajadores estadounidenses y chinos frente al desastre provocado por la creciente desintegración de la economía capitalista global.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de mayo de 2025)

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