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Perspectiva

La pesadilla ucraniana

Poco a poco, comienzan a filtrarse en la prensa estadounidense informes del verdadero número de bajas de soldados ucranianos, muchos de los cuales fueron alistados a la fuerza, en la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia.

El martes, el Wall Street Journal describió los niveles horrendos de tropas ucranianas heridas.

El artículo afirma que 50.000 ucranianos o más han perdido una extremidad, citando datos de la empresa alemana Ottobock, la principal fabricante de prótesis del mundo. Explica que las amputaciones por la guerra de Ucrania han alcanzado el mismo nivel de los principales combatientes de la Primera Guerra Mundial.

El artículo reporta, “67,000 alemanes y 41,000 británicos tuvieron que tener amputaciones durante la Primera Guerra Mundial, cuando el procedimiento frecuentemente era el único que podía prevenir muertes”.

Trabajadores funerarios bajan el ataúd del soldado ucraniano Andrii Husak, conocido como Lytsar, de la 47º brigada, durante un entierro en Dnipró, Ucrania, 11 de julio de 2023 [AP Photo]

La cifra de tropas ucranianas que han muerto en la guerra es uno de los secretos más guardados del conflicto. Los Gobiernos ucraniano y estadounidense conocen la cifra pero no la han revelado al público. Pero, empleando los datos publicados por el Wall Street Journal, es posible sacar ciertas conclusiones.

Durante la Primera Guerra Mundial, 880.000 fuerzas británicas murieron o el 12,5 por ciento de los que prestaron servicio. Si los soldados ucranianos amputados han eclipsado los británicos en la Primera Guerra Mundial, cuando el procedimiento era mucho más común, eso sugiere que han muerto cientos de miles de tropas ucranianas.

El artículo contiene otra cifra horrorosa. El Journal reporta que, “entre el 5 y el 10 por ciento de todas las tropas desplegadas ha muerto, según estimaciones del ejército ucraniano compartidas con un grupo de cirujanos militares estadounidenses”. Añade: “En comparación, solo entre el 1,3 y el 2 por ciento de las tropas estadounidenses desplegadas en los conflictos recientes ha muerto en combate”. En otras palabras, la tasa de mortalidad de las tropas ucranianas es hasta cinco veces mayor que la sufrida por los soldados estadounidenses en las últimas guerras.

Este es el contexto de las demandas constantes del ejército estadounidense y la élite política de que Ucrania reanude su ofensiva. En el artículo “Tropas ucranianas entrenadas por Occidente trastabillan en combate”, el New York Times explicó el jueves, en otro artículo que ha intentado ocultar, un factor importante detrás de la insistencia estadounidense de que Ucrania lleve a cabo una ola tras otra de ataques a las posiciones fuertemente defendidas por Rusia.

El Times escribió que “Los estadounidenses han pedido ‘tácticas de armas combinadas—ataques sincronizados por parte de las fuerzas de infantería, vehículos blindados y unidades de artillería’”. Continuó: “Los funcionarios occidentales defendieron esta aproximación por ser más eficiente que la costosa estrategia de desgaste contra las fuerzas rusas, que puede agotar las municiones ucranianas”.

En otras palabras, dada la falta de municiones, los funcionarios estadounidenses han exigido ataques constantes contra las trincheras rusas, lo que ha resultado en decenas de miles de bajas. Claramente los generales estadounidenses consideran las vidas ucranianas como más dispensables que los proyectiles.

Se ha demostrado que la promoción de la contraofensiva ucraniana y de los ataques con “armas combinadas” de Kiev por parte de los medios de comunicación estadounidenses no es más que propaganda ilusa. En realidad, como revelan sus informes recientes, los funcionarios militares estadounidenses sabían que estas operaciones militares supuestamente sofisticadas, que se llevaron a cabo sin apoyo aéreo, serían simplemente asaltos frontales al estilo de la Primera Guerra Mundial, y que eso produciría una carnicería al nivel de la Primera Guerra Mundial.

El fracaso total de la contraofensiva puede deducirse del cambio de tono de los medios de comunicación estadounidenses, pasando de declaraciones triunfales de que la marea de la guerra está a punto de cambiar a afirmaciones desesperadas de que, después de todo, puede que no todo esté perdido.

Escribiendo en The Guardian, Julian Borger admite que, “Las esperanzas de un rápido avance resultaron demasiado optimistas ante las atrincheradas defensas”. Y continúa: “La primera víctima de la contraofensiva ucraniana fueron las ilusiones. Cualquier esperanza de que las tropas rusas abandonaran sus trincheras y huyeran ha quedado muy atrás en el campo de batalla”.

Esto viene de un periódico que fue uno de los principales difusores de tales “ilusiones”. En un artículo publicado en mayo por Timothy Garton Ash, The Guardian calificó el próximo periodo como una “contraofensiva de vida o muerte” que podría traer “una victoria ucraniana decisiva”.

En palabras que ahora suenan delirantes, Ash comparó la ofensiva con la victoriosa invasión de Normandía contra la Alemania nazi. “La victoria ucraniana decisiva es ahora el único camino seguro hacia una paz duradera, una Europa libre y, en última instancia, una Rusia mejor. Esto por sí solo sería el nuevo Día VE (Victoria en Europa)”.

Reflexionó: “Si el ejército ucraniano puede avanzar rápidamente hacia el sur hasta el mar de Azov, rodear a un gran número de fuerzas rusas desmoralizadas y cortar las líneas de suministro a la península de Crimea, podría producirse un colapso no lineal de la moral militar rusa sobre el terreno y de la cohesión del régimen en Moscú”.

Tales afirmaciones prevalecieron en todos los medios de comunicación estadounidenses. Escribiendo en el Washington Post, David Ignatius exultaba: “Esta ofensiva podría cambiar el rumbo de la batalla por Ucrania, igual que el asalto aliado a las playas de Normandía alteró la trayectoria de la Segunda Guerra Mundial”.

Estas ilusiones se han hecho añicos. “Los ataques ucranianos iniciales quedaron empantanados en campos de minas densos y superpuestos”, escribe Borger en The Guardian. “A pesar de toda la atención prestada a la entrega de Leopards y otros tanques occidentales en el período previo al lanzamiento de la ofensiva el 4 de junio, los vehículos blindados ucranianos no lograron proporcionar el puño necesario para romper las líneas”.

Por mucho que hablen de defender la “autodeterminación”, las potencias estadounidenses y de la OTAN ven a los ucranianos como carne de cañón en su conflicto con Rusia. Estados Unidos ha intentado debilitar a Rusia en una sangrienta guerra de desgaste con el objetivo, en palabras del presidente estadounidense Joe Biden, de “convertir el rublo en escombros”. Esto debía lograrse mediante la destrucción de toda una generación de jóvenes ucranianos, cuyas vidas se están desperdiciando en nombre del rey dólar.

(Publicado originalmente en inglés el 3 de agosto de 2023)

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